La Universidad de Buenos Aires (UBA) no solo es la institución educativa más prestigiosa de Argentina: también ha logrado un lugar destacado en un listado muy selecto elaborado por el Ministerio de Justicia de Japón. Según la versión más reciente de la “Lista de universidades para otorgar puntos adicionales” publicada en enero de 2025, la UBA es la única universidad de América Latina incluida en este documento oficial que influye directamente en las solicitudes de residencia permanente y visados para profesionales altamente calificados en territorio japonés.
Este reconocimiento tiene consecuencias prácticas para cualquier egresado o egresada que aspire a desarrollar una carrera en Japón. Estar graduado en una universidad reconocida por el gobierno japonés otorga un bono de 10 puntos dentro del sistema de puntos para obtener la visa de “Highly Skilled Professional” o para acelerar la residencia permanente. Se trata de un sistema que premia perfiles académicos y profesionales de alto nivel, con el objetivo de atraer talento internacional que contribuya al desarrollo económico y tecnológico del país asiático.
Cómo funciona el sistema de puntos japonés

Japón implementó este mecanismo en 2012 como parte de una estrategia para hacer más competitivo su mercado laboral internacional y atraer profesionales con experiencia. El sistema asigna una cantidad determinada de puntos en función de distintos criterios objetivos, como el nivel educativo, la trayectoria laboral, la edad, el salario anual o las contribuciones a la investigación. Alcanzar una puntuación mínima permite solicitar la visa especial de profesional altamente calificado, que ofrece ventajas sobre los visados convencionales.
Uno de los beneficios más importantes es la posibilidad de solicitar la residencia permanente de forma acelerada. Mientras que un extranjero común debe residir al menos diez años en Japón para poder acceder a este estatus, quienes acumulan 70 puntos pueden hacerlo tras tres años, y quienes alcanzan 80 puntos pueden hacerlo tras un solo año. Esto convierte al sistema en una vía rápida para quienes cuentan con un perfil profesional sólido y desean establecerse de forma duradera en Japón.
La puntuación se construye sumando valores asignados a distintas categorías. Por ejemplo, un título de máster otorga 20 puntos y un doctorado 30. A esto se agregan puntos por experiencia laboral relevante, con bonificaciones crecientes a medida que aumentan los años trabajados. La edad también influye: quienes tienen menos de 30 años reciben 15 puntos, y este valor se reduce gradualmente a medida que se avanza en edad. Un salario anual alto es otro componente clave: quienes superan determinados umbrales —por ejemplo, 10 millones de yenes anuales, que equivale aproximadamente a 60 000 euros— suman puntos adicionales, ya que se considera que contribuyen más a la economía japonesa.
A estas categorías principales se suman puntos especiales, que pueden marcar la diferencia. Un título de una universidad reconocida por el gobierno de Japón, como la UBA, aporta 10 puntos extra. También se otorgan bonificaciones por actividades de investigación, publicaciones científicas, patentes o haber estudiado en Japón. En muchos casos, combinar un doctorado, experiencia laboral internacional, un buen salario y la pertenencia a una universidad prestigiosa permite superar el umbral de los 80 puntos.
El sistema no exige una única combinación específica: más bien funciona como una tabla flexible en la que diferentes méritos académicos y profesionales pueden compensarse entre sí. Por eso, para un egresado de la UBA que, por ejemplo, complete un posgrado, trabaje en un sector bien remunerado y tenga experiencia acumulada, los 10 puntos adicionales por la universidad pueden ser determinantes para alcanzar el puntaje que habilita la residencia permanente acelerada.
El rol de las universidades reconocidas
Además de los puntos que se obtienen por educación formal (por ejemplo, contar con un máster o un doctorado), el Ministerio de Justicia japonés concede puntos extra a graduados de universidades de prestigio internacional. Para determinar qué instituciones califican, se utiliza un criterio claro: deben figurar dentro de los primeros puestos en al menos dos de tres rankings globales reconocidos, como QS, Times Higher Education o el Academic Ranking of World Universities (conocido como ranking de Shanghái).
Esta lista se actualiza periódicamente. Incluye universidades japonesas incluidas en programas nacionales de internacionalización, como “Top Global Universities”, así como instituciones extranjeras que cumplen los requisitos de prestigio académico. En la edición de enero de 2025, aparecen nombres emblemáticos como Harvard, Oxford, Cambridge, MIT o la Universidad de Tokio. Y, en medio de este grupo selecto, figura la Universidad de Buenos Aires como único representante latinoamericano. En España, las universidades reconocidas son la Universidad de Barcelona, la Universidad Pompeu Fabra, la Universidad Autónoma de Barcelona y la Universidad de Navarra.
Por qué la UBA aparece en la lista japonesa

La presencia de la UBA en la lista no es casual. La institución argentina ha mantenido durante años un lugar destacado en los rankings internacionales, especialmente en el QS World University Rankings, donde suele posicionarse como la mejor de América Latina. Su tradición académica, el peso de sus egresados en investigación y la relevancia de sus carreras en áreas clave como medicina, derecho, ingeniería o ciencias sociales le han permitido consolidar una reputación global que ahora tiene un impacto concreto en oportunidades de movilidad internacional.
Para el gobierno japonés, estas universidades funcionan como un “sello de calidad” que simplifica la evaluación de antecedentes académicos. Al otorgar 10 puntos adicionales a sus egresados, el sistema japonés reconoce implícitamente la capacidad formativa de estas instituciones y les ofrece a sus graduados una ventaja competitiva frente a otros solicitantes. En el caso de América Latina, que históricamente ha tenido menos presencia en estos rankings, la UBA se destaca como una excepción.
La ventaja práctica para egresados y egresadas
Para una persona graduada en la UBA que aspira a vivir y trabajar en Japón, este bono puede marcar una diferencia significativa. Sumado a un título de posgrado, experiencia laboral relevante y un salario adecuado, los puntos adicionales por la universidad pueden ser determinantes para alcanzar el umbral de 70 u 80 puntos que habilita los beneficios migratorios. Esto es especialmente útil para profesionales en sectores demandados por la economía japonesa, como ingeniería, tecnología, medicina, educación superior o investigación científica.
Listado de universidades reconocidas por el gobierno de Japón – Enero 2025
Además, los egresados de universidades reconocidas gozan de un proceso más ágil y claro al presentar su documentación. Las autoridades migratorias japonesas están familiarizadas con las instituciones listadas, lo que reduce posibles demoras en la evaluación. En la práctica, esto puede traducirse en una tramitación más rápida de visados y en mejores perspectivas laborales a largo plazo dentro de Japón.
Japón necesita reforzar su fuerza laboral calificada para sostener su economía envejecida. Es por eso que la estrategia de atraer talento mediante incentivos migratorios cobra cada vez más relevancia. Que una universidad latinoamericana figure en este esquema no solo abre puertas individuales para sus graduados, sino que también simboliza un puente académico entre dos regiones que, hasta hace poco, tenían vínculos limitados en materia de movilidad profesional.
Beneficios de la residencia permanente en Japón
Ser residente permanente en Japón implica acceder a una serie de beneficios prácticos y legales que marcan una gran diferencia respecto a quienes están en el país con un visado temporal, incluso si este es de “Highly Skilled Professional”. Algunos de los principales son:
Estabilidad migratoria absoluta
La residencia permanente elimina la necesidad de renovar visados cada pocos años. Quienes obtienen este estatus pueden vivir en Japón de forma indefinida sin preocuparse por vencimientos o cambios de categoría migratoria. Además, no dependen de un empleador para mantener su derecho a residir en el país, lo que da una independencia significativa.
Acceso libre al mercado laboral
Mientras que los visados temporales suelen estar ligados a actividades específicas (por ejemplo, trabajar como ingeniero, profesor o investigador), el residente permanente puede trabajar en cualquier campo o incluso no trabajar en absoluto. Esto permite cambiar de sector, abrir un negocio o dedicarse a actividades freelance sin necesidad de tramitar cambios de estatus.
Facilidades para trámites y créditos
Los residentes permanentes son vistos por bancos y compañías japonesas como perfiles de bajo riesgo. Esto mejora las posibilidades de acceder a créditos hipotecarios, alquilar viviendas sin necesidad de garantes estrictos, firmar contratos de largo plazo o realizar trámites administrativos de forma más ágil. Muchas empresas ofrecen mejores condiciones a clientes con residencia permanente.
Derechos similares a los ciudadanos japoneses (sin voto)
Aunque no se obtiene ciudadanía automática ni derecho al sufragio, la residencia permanente otorga casi todos los mismos derechos que un ciudadano japonés en lo que respecta a vivir, trabajar, estudiar y acceder a servicios públicos. También permite participar en la seguridad social y los sistemas de salud en igualdad de condiciones.
Facilidad para traer familiares
Quienes tienen residencia permanente pueden patrocinar la residencia de familiares cercanos (cónyuges e hijos) con mayor facilidad que quienes poseen un visado temporal, lo que mejora las posibilidades de reunificación familiar y estabilidad a largo plazo.