Pusuke (プースケ) fue un Shiba Inu nacido el 1 de abril de 1985 en Sakura, prefectura de Tochigi, Japón, y falleció el 5 de diciembre de 2011 a la edad de 26 años y 9 meses, lo que le valió el título de “perro más viejo del mundo” registrado en el Libro de los Récords Guinness desde diciembre de 2010 hasta su muerte. Durante su vida, Pusuke alcanzó el equivalente de 125 años humanos, convirtiéndose en ejemplo de longevidad canina.
En 2008, Pusuke sufrió un grave accidente al ser atropellado, pero logró recuperarse tras someterse a una cirugía pese al pronóstico inicial desfavorable. Para certificar su edad, Guinness World Records verificó sus documentos de vacunación y su inscripción en el registro municipal, aunque su marca no superó el récord histórico de Bluey, una perra pastor australiano que vivió 29 años y 5 meses.
Orígenes y primeros años
Pusuke llegó a la familia Shinohara cuando era un cachorro, y desde el primer momento destacó por su carácter dócil y su resistencia. Creció en el entorno rural de Sakura, donde disfrutó de largas caminatas por los campos y de una dieta sencilla pero equilibrada, basada en arroz, pescado y verduras frescas. Su crianza al aire libre contribuyó a forjar su salud y vigor, elementos clave para alcanzar una edad tan avanzada.
Récord Guinness y verificación
En diciembre de 2010, tras presentar certificados veterinarios y registros oficiales, Guinness reconoció a Pusuke como el perro vivo de mayor edad, rompiendo el anterior récord de 21 años y 3 meses. La organización comprobó cada documento y cotejó su historia clínica, tomando en cuenta tanto la vacunación como su inscripción en el registro de animales de Sakura. Aunque su historia no difiere del registro de Bluey (1910–1939), Pusuke destacó por haber superado ampliamente la esperanza de vida promedio de los canes.
El cálculo moderno de años caninos
La antigua regla de “un año de perro equivale a siete años humanos” ha quedado obsoleta. Investigadores de la Universidad de California propusieron en 2019 una fórmula más precisa basada en patrones de metilación del ADN:
Edad humana = 16 × ln(edad del perro en años) + 31
donde “ln” es el logaritmo natural. Asimismo, la AVMA recomienda un enfoque pragmático: el primer año del perro equivale a 15 años humanos, el segundo a 9 años, y cada año adicional a 5 años humanos. Estas metodologías reflejan mejor las fases de desarrollo y envejecimiento real de los canes.
La noticia de Pusuke recorrió Japón tras su reconocimiento en Guinness, con apariciones en programas de la cadena FNN y múltiples reportajes en diarios como Daily Yomiuri y Asahi Shimbun. En Occidente, medios como Los Angeles Times destacaron su historia, subrayando el cariño de su dueña, Yumiko Shinohara, y la conmoción que su partida causó entre los amantes de los animales.
El caso de Pusuke puso de relieve la importancia de la geriatría veterinaria y estimuló la investigación en envejecimiento canino, inspirando proyectos como el Dog Aging Project en EE. UU., que estudia la salud y longevidad de miles de perros mediante análisis genéticos y de hábitos de vida. Su historia sigue alentando a dueños y profesionales a cuidar con esmero a las mascotas, reconociendo la estrecha relación entre la calidad de vida y la longevidad.