La llegada de John Blackthorne a las costas de Japón en el episodio “Anjin” de Shogun no solo marca el inicio de un viaje épico, sino también la puesta en marcha de un complejo engranaje creativo. Adaptar la monumental novela de James Clavell supuso para FX un reto mayúsculo: respetar las raíces históricas del relato, trasladar al audiovisual las sutilezas de un país en plena transición y, al mismo tiempo, construir un espectáculo que conectara con la sensibilidad contemporánea. En este primer episodio, las imágenes de la batalla en altamar, la tensión política en Osaka y el gesto de lealtad de Tadayoshi esconden procesos de guion, traducción, interpretación y vestuario orquestados durante años.
Detrás de cada escena de acción o de cada línea de diálogo hay un equipo internacional que tejió con esmero cada detalle. La producción contó con meses de preparación: un writers’ room encabezado por Justin Marks y Rachel Kondo, historiadores que certificaron la fidelidad al periodo Sengoku, traductores y dramaturgos que pulieron los diálogos, y un vestuario que dio vida al caos cromático de los samuráis. A continuación, desvelamos cinco secretos que forjaron este episodio piloto y que ilustran cómo Shogun logró equilibrar epicidad narrativa, rigor histórico y emoción cinematográfica.

El poder narrativo de la globalización en “Anjin”
Para el co-creador Justin Marks, la gran apuesta de Shogun no era únicamente plasmar un “stranger in a strange land” (un extraño en tierra extraña), sino explorar un choque de culturas que resonara con nuestro mundo moderno. Aunque el personaje de John Blackthorne está inspirado en William Adams, piloto inglés que naufragó en Japón en 1600, el guion lo interpretó como un punto de partida para hablar de globalización: cómo el encuentro entre oriente y occidente altera las percepciones, desata miedos y genera empatías inesperadas.
En “Anjin”, cada mirada de los samuráis hacia el forastero, cada gesto de desconcierto, refleja un proceso de negociación cultural que va más allá del mero intercambio lingüístico. Marks subraya que, en lugar de centrarse en tópicos de extranjería—papel de arroz, sushi y pachinko—, el equipo buscó transmitir cuestiones de agencia y representación: ¿quién habla por quién? ¿cómo se reconocen las expectativas mutuas? Así, la narrativa del episodio cobra dimensión política y social, situando al espectador en un Japón que, pese a su aislamiento, ya era parte de redes mundiales en ciernes.
Del inglés al japonés al subtítulo: un viaje de traducción en nueve pasos
La ambición de “Shogun” por la autenticidad lingüística se plasmó en un proceso de traducción en varias fases. El guion original se escribió en inglés en la writers’ room, donde se calibraron matices culturales y se ajustaron expresiones gracias al asesoramiento de productores japoneses. A continuación, un equipo de traductores en Tokio convirtió ese texto a japonés contemporáneo. Luego, un dramaturgo especializado en jidaigeki (teatro de época) reescribió los diálogos en un japonés de corte clásico, más apropiado para el periodo Sengoku.
Cuando el rodaje terminó, los subtítulos se crearon no a partir del guion original, sino directamente del japonés filmado, traduciéndose de nuevo al inglés para capturar matices de entonación y contexto cultural. Este ciclo de ida y vuelta —inglés → japonés moderno → japonés de época → subtítulo en inglés— asegura que el público hispanohablante reciba una experiencia más cercana a la intención original de los diálogos, sin sacrificar la fluidez ni la precisión histórica.
La preparación física y gestual de los samuráis en pantalla
La representación del código samurái va mucho más allá de la espada: es un universo de gestos, posturas y silencios que habla de honor, disciplina y posición social. Bajo la tutela del actor y productor Hiroyuki Sanada, experto en artes marciales y galardonado por su papel en “The Last Samurai”, el elenco japonés y occidental asistió a un exigente “boot camp” previo al rodaje. Allí aprendieron desde el manejo del wakizashi hasta la manera correcta de sentarse o inclinarse frente a un señor feudal.
Un momento clave es la escena en que Tadayoshi irrumpe en el consejo de regentes: su paso decidido sobre el tatami, el agarre del sable y la oferta de seppuku hablan de una entrega absoluta a Toranaga, más allá de la vida misma. Sanada remarca que enseñar estos movimientos “desde la raíz” permitió a los actores experimentar la filosofía samurái en su cuerpo, y no solo en su intelecto, enriqueciendo la autenticidad de cada escena.
Entre occidente y oriente: la convivencia en el set de rodaje
El rodaje de Shogun se convirtió en un microcosmos de intercambio cultural. Según Sanada, en las pausas del set coincidían puestos de comida japonesa y occidental; poco a poco, los miembros de cada equipo comenzaron a probar platos ajenos a su tradición. El proceso de “crossover” gastronómico simbolizaba la sinergia que también se respiraba en el plano creativo: dobladores españoles, asistentes de producción holandeses y expertos en armamento japonés colaboraron en armonía.
Además, la amistad forjada entre los departamentos de cámara, vestuario y traducción facilitó la resolución de desafíos técnicos: ¿cómo rodar una batalla en un banco de arena movediza? ¿Qué ángulo permite apreciar mejor la caída de la capa de Blackthorne sin ocultar la katana de Toranaga? El ambiente de respeto mutuo no solo hizo más eficientes los turnos, sino que transmitió al espectador la energía de un proyecto global, reflejada en pantalla en cada plano.
Vestuario y armadura: el caos controlado de una era en transición
Una de las mayores sorpresas del episodio piloto es la diversidad cromática y estilística en el vestuario samurái. El diseñador Carlos Rosario partió de un principio: evitar la uniformidad. En el periodo Sengoku, lords y vassalos vestían armaduras y jinbaori tan variadas como sus territorios de origen. Tras consultar a la hija del legendario diseñador japonés Fumisuke Kurosawa, Rosario liberó su creatividad: plumas iridiscentes para Yabushige, estampados de olas para los retadores de Osaka y texturas de seda rústica para las bandas de Toranaga.
Para lograr practicidad en las escenas de acción, muchas piezas se fabricaron en cuero ligero, en lugar de metal macizo. Rosario mismo se calzó una armadura original de la época para medir su peso, y luego adaptó los prototipos para los actores. El resultado: un festival de capas, brocados y cascos que, pese a su aparente complejidad, permitió movimientos fluidos y minimizó el cansancio en jornadas de hasta 16 horas.
Las revelaciones de los creadores de la serie sobre el primer episodio de la primera temporada de Shogun
- Adaptación y Creación: El proceso de adaptar la novela «Shogun» de James Clavell a una serie de televisión fue un esfuerzo de colaboración que involucró a escritores, actores, coreógrafos de acrobacias, traductores e investigadores. Este equipo trabajó diligentemente para traer a la vida una historia que se ha estado preparando durante años, con el objetivo de mantenerse fiel al espíritu de la novela original mientras se exploraba un momento crucial en la historia japonesa.
- Compromiso con la Autenticidad: El showrunner Justin Marks y el equipo de producción se esforzaron por presentar una representación precisa de la historia y la cultura japonesas, empleando un detallado proceso de traducción y adaptación cultural. Esto incluyó la colaboración con expertos japoneses y un meticuloso proceso de traducción que aseguraba que los diálogos reflejaran auténticamente el período histórico representado.
- Profundidad Histórica y Cultural: La serie no solo busca entretener sino también educar a los espectadores sobre el período Sengoku de Japón, un tiempo de conflictos y transformaciones sociales. A través de personajes basados en figuras históricas reales, como Toranaga (basado en Tokugawa Ieyasu) y John Blackthorne (basado en William Adams), la serie explora temas de lealtad, honor, y el choque cultural entre Occidente y Oriente.
- Atención al Detalle: Desde el diseño de vestuario hasta la selección del elenco y la construcción de los sets, cada aspecto de «Shogun» fue cuidadosamente planeado para ofrecer una inmersión completa en el período histórico. Esto incluye la utilización de prácticas auténticas japonesas en el vestir y comportamiento, así como un enfoque en los detalles más finos de la vida cotidiana y las interacciones sociales de la época.
- Interacción Cultural: A través de las experiencias de los personajes principales y la narrativa general, «Shogun» aborda el tema de la globalización y el encuentro de culturas. La serie muestra cómo las personas de diferentes orígenes pueden aprender unas de otras y cómo estos encuentros pueden llevar a cambios significativos tanto a nivel individual como cultural.