En el mundo de la ciencia, no todos los descubrimientos se miden por su solemnidad o por su aparente trascendencia inmediata. Algunos hallazgos, aunque puedan sonar excéntricos a primera vista, esconden aplicaciones prácticas de gran valor. Ese es el caso de un grupo de once investigadores japoneses que este año recibieron el Ig Nobel de Biología 2025 por demostrar que pintar rayas de cebra en el lomo de las vacas puede reducir de forma significativa el número de picaduras de moscas.
El reconocimiento, entregado en Boston en una ceremonia cargada de humor y sátira, forma parte de los premios que cada año concede la revista Annals of Improbable Research. Los galardones, que parodian a los Nobel originales, destacan estudios que logran arrancar una sonrisa antes de invitar a una reflexión seria. Para Japón, este logro mantiene una racha de 19 años consecutivos con al menos un investigador premiado en estos singulares reconocimientos.
El experimento que convirtió a las vacas en cebras
El estudio premiado fue publicado en 2019 y se realizó con vacas negras japonesas a las que se les aplicaron rayas blancas con lacas a base de agua. El resultado fue sorprendente: los animales pintados con el patrón tipo cebra recibieron hasta un 50% menos de picaduras de moscas que aquellos que permanecieron sin pintar o a los que se les dibujaron rayas negras.
Los investigadores observaron que el contraste del blanco y negro confunde a los insectos, reduciendo su aterrizaje sobre el pelaje. Este efecto, ya documentado en caballos blancos, fue trasladado al ganado bovino con un éxito inesperado.
El problema económico y sanitario de las moscas
Aunque pueda sonar trivial, las picaduras de moscas representan un desafío serio para la industria ganadera. Estos insectos no solo incomodan a los animales, sino que interrumpen sus rutinas de pastoreo y descanso, generando estrés, heridas y pérdidas en la producción de carne y leche.
En Estados Unidos, se calcula que las pérdidas derivadas de estos insectos alcanzan los 2.200 millones de dólares anuales. La investigación japonesa sugiere que una solución tan simple como pintar rayas podría aliviar este problema de manera económica y sostenible.
Una alternativa a los pesticidas
Actualmente, una de las principales herramientas para combatir las plagas de moscas en la ganadería son los pesticidas químicos. Sin embargo, su uso plantea preocupaciones ambientales y riesgos para la salud tanto de los animales como de los trabajadores del sector.
El método de las rayas blancas no solo reduce las picaduras, sino que también se presenta como una opción ecológica y segura. Al prescindir de insecticidas, se mejora el bienestar animal y se disminuye la contaminación asociada a estos productos.
La tradición japonesa en los Ig Nobel
Desde 2007, Japón ha tenido al menos un investigador entre los galardonados en cada edición de los Ig Nobel, lo que refleja tanto su espíritu innovador como la disposición de sus científicos para explorar ideas poco convencionales.
El biólogo Tomoki Kojima, integrante del equipo y actual investigador de la Organización Nacional de Agricultura y Alimentación, recibió el premio en la ceremonia vistiendo una camisa a rayas de cebra, en una divertida puesta en escena que simbolizó el espíritu del proyecto.
Otros ganadores insólitos de 2025
Los Ig Nobel premian cada año diez investigaciones en categorías que van desde la física hasta la paz. Entre los galardonados de este año destacan:
- Un estudio sobre las preferencias de pizza en los lagartos.
- Una investigación acerca de cómo los zapatos malolientes influyen en la percepción humana.
- El premio de la paz, concedido a un experimento que demostró que el consumo de alcohol puede mejorar temporalmente la capacidad de hablar un idioma extranjero.
Estos ejemplos muestran que, más allá de la comicidad inicial, los Ig Nobel cumplen un rol valioso al difundir la ciencia de forma accesible y entretenida.
Ig Nobel: cuando la ciencia hace reír y pensar
El lema de los organizadores es claro: los Ig Nobel reconocen hallazgos que “primero hacen reír, y luego hacen pensar”. El caso de las vacas pintadas como cebras encaja a la perfección, pues demuestra que una idea excéntrica puede transformarse en una propuesta útil para mejorar la ganadería y proteger al medio ambiente.
Lejos de ser una anécdota pintoresca, el trabajo de los investigadores japoneses abre la puerta a soluciones creativas para problemas cotidianos, recordando que la ciencia también puede ser ingeniosa, divertida y profundamente práctica.