La silueta sombría de Hajima, conocida mundialmente como Gunkanjima o “isla acorazado”, despierta fascinación tanto por su pasado industrial como por el reducido espacio que ocupa en el océano. Situada a unos veinte kilómetros de Nagasaki, esta pequeña roca artificial albergó hasta 1974 a miles de mineros y sus familias, concentrando en sus muros un ejemplo extremo de densidad urbana.
Dimensiones reales

A día de hoy, Hajima presenta una superficie de apenas 6,3 hectáreas (0,063 km²), con una longitud aproximada de 480 metros de norte a sur y un ancho de 150 metros de este a oeste.
Comparaciones globales
- Ciudad del Vaticano (0,44 km²): el microestado más pequeño del mundo ocupa 44 hectáreas, casi siete veces la extensión de Gunkanjima.
- Central Park (3,41 km²): el icónico parque urbano de Nueva York cubre alrededor de 341 hectáreas, más de 50 veces el área de Hajima.
- Campo de fútbol estándar (0,007 km²): un terreno de juego mide 105 × 68 metros, es decir, unos 7.140 m² (0,714 hectáreas); en el espacio de Gunkanjima podrían caber casi nueve campos de este tamaño.
Perspectiva histórica y urbana

Durante su apogeo en 1959, Hajima alcanzó una densidad de población estimada en 139.000 habitantes por kilómetro cuadrado en sus zonas residenciales, una de las más altas jamás registradas en el planeta. Aquella compactación extrema solo pudo sostenerse gracias a sucesivas ampliaciones de terreno mediante relleno costero y la edificación ininterrumpida de bloques de apartamentos, fábricas y servicios.
Observar Gunkanjima en el mapa y cruzar escalas con lugares como el Vaticano, Central Park o un simple campo de fútbol subraya la extraordinaria manera en que el ser humano puede reorganizar el espacio. Esta isla-mina, hoy silenciosa y deshabitada, conserva en sus ruinas no solo la huella de la revolución industrial japonesa, sino también una lección sobre los límites —físicos y sociales— de la vida colectiva en espacios reducidos.