La capital japonesa ha renacido como epicentro mundial de la innovación artística gracias a espacios que combinan creatividad, tecnología y un enfoque envolvente imposible de olvidar. De entre todos los nuevos templos del arte digital, pocos han alcanzado el estatus icónico de TeamLab Planets, ubicado en el vibrante distrito de Toyosu. Este museo ha conseguido trascender la barrera de lo visual para sumergir a cada visitante en una experiencia multisensorial que cautiva tanto a locales como a viajeros de todos los rincones del mundo.
TeamLab Planets encarna la vanguardia del arte contemporáneo, proponiendo una relación íntima y proactiva entre obra y espectador. Aquí, las fronteras entre realidad y fantasía se desdibujan, y los visitantes se ven invitados a convertirse parte activa de instalaciones que mutan y evolucionan con el movimiento humano y la energía del entorno. Es un espacio de desconexión total, donde el tiempo parece diluirse entre luces, agua y sonido, creando recuerdos imposibles de replicar fuera de sus muros.

TeamLab Planets no es un museo tradicional. En lugar de limitarse a observar cuadros o esculturas al pasar, aquí se invita a descubrir el arte a través de todos los sentidos. El visitante explora los ambientes descalzo, sintiendo el agua o superficies acolchadas bajo sus pies, e interactuando con instalaciones que reaccionan a cada movimiento. La misión del colectivo artístico teamLab ha sido clara desde sus inicios: lograr que la tecnología y la naturaleza confluyan, permitiendo que cada persona experimente el arte de manera viva, envolvente y transformadora

Experiencia inmersiva: más allá de la contemplación
A diferencia de los museos tradicionales, donde el espectador suele mantener una relación contemplativa y pasiva ante las piezas, en TeamLab Planets la participación era esencial. Para ingresar, los visitantes debían descalzarse y recorrer salas donde el agua, la luz y la proyección digital interactuaban entre sí. No existía un guion lineal, ni recorridos rígidos: la experiencia personal, el asombro y la sorpresa eran los auténticos protagonistas.
En la penumbra de estos pasillos y salones, los participantes se topaban con superficies espejadas, proyecciones murales que respondían a sus movimientos y aromas cuidadosamente seleccionados que intensificaban la sensación de hallarse en un ambiente completamente distinto a la cotidianidad urbana de Tokio. Esta dimensión sensorial, casi onírica, concedió a TeamLab Planets un lugar único en el panorama cultural de la metrópoli nipona.
Lo que distinguió siempre a TeamLab Planets fue su habilidad para conectar con públicos de todas las edades y nacionalidades. Sin importar el conocimiento previo de arte o la familiaridad con la tecnología, los visitantes podían dejarse llevar por las proyecciones de flores que brotaban en tiempo real a su alrededor, las ondas luminosas que replicaban el efecto del agua al moverse, o las gigantescas esferas flotantes que cambiaban de tonalidad con el contacto humano.
La ausencia de textos explicativos extensos, la inexistencia de un “camino correcto” para recorrer la muestra y la flexibilidad horaria atrajeron a amantes del arte, curiosos, familias con niños pequeños e incluso viajeros que buscaban una parada inolvidable en medio de su ruta turística. Con todo ello, el TeamLab Planets se convirtió en uno de los puntos más fotografiados y comentados en redes sociales, multiplicando su alcance e influencia cultural.
Pero la importancia del TeamLab Planets fue más allá del impacto visual inmediato. La muestra contribuyó a redefinir la forma en que se entiende el arte en el entorno urbano contemporáneo. Al inserirse en un barrio comercial y de entretenimiento de la bahía, TeamLab rompía el esquema tradicional del museo como un espacio solemne y reservado. En cambio, se mezclaba con la dinámica del ocio, la gastronomía y las compras, integrándose naturalmente en la vida diaria de la ciudad.
De esta manera, el TeamLab Planets consolidó una tendencia global hacia la inmersión sensorial y la interactividad, demostrando que el arte digital no es una novedad pasajera, sino una disciplina capaz de dialogar con la arquitectura, la tecnología y las corrientes culturales del presente.
La despedida de Odaiba y un nuevo comienzo en Toyosu
El acceso a TeamLab Planets es sencillo y directo, ubicado estratégicamente en el corazón del distrito Toyosu. El museo se encuentra en la dirección 6 Chome-1-16 Toyosu, Koto City, Tokio. La opción más cómoda para la mayoría de los visitantes es tomar la línea Yurikamome del tren automático elevado hasta la estación Shin-Toyosu, situada justo frente al recinto. Alternativamente, puede llegarse en unos 8-10 minutos de caminata desde la estación Toyosu, servida por la línea de metro Yurakucho. La proximidad de otras estaciones y la buena señalización en la zona hacen del traslado una tarea simple incluso para aquellos que visitan la ciudad por primera vez.
Las entradas suelen comercializarse con varios meses de anticipación, por lo que siempre es recomendable planificar bien la visita a Teamlab Planets.
La alternativa de ver TeamLab Borderless en Azabudai Hills

Azabudai Hills, la nueva ubicación del aclamado TeamLab Borderless Tokyo, se encuentra en el distrito de Minato, en una de las zonas más vibrantes y modernas de Tokio. Aunque la ciudad posee un extenso y complejo sistema de transporte, llegar desde el centro tokiota no resulta complicado si se siguen algunas pautas simples. A continuación, te ofrecemos varias opciones de traslado, abarcando el uso del tren, el metro, autobuses y taxis, para que escojas la que más se adapte a tus preferencias y necesidades.
La mayoría de los visitantes que se desplazan por el centro de Tokio utilizan el transporte subterráneo, dada la enorme cobertura y frecuencia de sus líneas. Si partes desde la Estación de Tokio, considerada el corazón ferroviario de la ciudad, existen diversas rutas posibles, pero una muy práctica es la siguiente:
- Desde la Estación de Tokio a Kamiyachō:
- Toma la línea Marunouchi desde la Estación de Tokio hasta Kasumigaseki (solo un par de paradas).
- En Kasumigaseki, realiza el trasbordo a la línea Hibiya en dirección a Nakameguro.
- Desciende en Kamiyachō, una estación estratégica y cercana a Azabudai Hills. El trayecto total no suele tomar más de 15 minutos, dependiendo del tráfico de pasajeros y la hora del día.
Una vez en Kamiyachō, te espera un breve paseo a pie de unos 10 a 15 minutos hasta Azabudai Hills. Durante la caminata, podrás apreciar la transformación urbana de esta zona, llena de nuevos proyectos arquitectónicos, edificios de diseño futurista y espacios verdes que contrastan con el frenético ritmo de la metrópoli.
Alternativa desde Shinjuku o Shibuya
Si te encuentras en otros puntos neurálgicos del centro de Tokio, como Shinjuku o Shibuya, la conexión también es sencilla:
- Desde Shinjuku:
- Toma la JR Yamanote Line hasta Shibuya (aproximadamente 7 minutos).
- En Shibuya, cambia a la línea Hanzomon o Ginza para dirigirte hacia una estación de la línea Hibiya, como Tameike-Sannō.
- Desde Tameike-Sannō, toma la línea Hibiya hasta Kamiyachō. Luego, camina hasta Azabudai Hills.
- Desde Shibuya directamente:
- Usa la línea Ginza u Hanzomon para llegar a Tameike-Sannō.
- Cambia a la línea Hibiya y desciende en Kamiyachō.
- Avanza a pie hasta Azabudai Hills.
Esta ruta ofrece una mayor flexibilidad si te encuentras recorriendo barrios populares para el turismo, las compras o la gastronomía, pues Shibuya es un epicentro cultural y comercial muy cercano.
Llegar desde el centro de Tokio a Azabudai Hills, la flamante sede de TeamLab Borderless, no presenta mayores complicaciones gracias a la red de transporte público eficiente y el diseño urbano amigable. La opción más sencilla suele ser la combinación de metro (líneas Marunouchi, Hibiya) y un breve paseo a pie desde Kamiyachō. Sin embargo, el abanico de alternativas –ya sea en autobús, taxi o incluso bicicleta– permite a cada visitante adaptar el trayecto a sus gustos, horarios y presupuesto.